Reflexiones de un Investigador Prometeo:


Atraído por el cariño inmenso de la Patria y por los nuevos vientos de cambio emprendidos por el Gobierno, a los seis meses de estar en el Ecuador y después de una ausencia física de nueve años, las siguientes reflexiones como uno de los investigadores ecuatorianos “Prometeo” están dirigidas al primer ciudadano del país y sus colaboradores.
La intensión de esta reflexión es contribuir con razones y sentimientos, con crítica y  propuesta, para robustecer las acciones del buen vivir.

Estoy en conocimiento del enorme esfuerzo por devolver la rectoría de la salud al Ministerio de Salud Pública y de toda la inversión social desplegada a lo largo y ancho del territorio nacional. Sin dudar desde que tengo memoria histórica este es el Gobierno ecuatoriano más rescatable. En la actualidad me encuentro asignado al Hospital Pediátrico Baca Ortiz, pudiendo ser cualquiera de los hospitales de la red pública. Sin embargo detalles del día a día estremecen mi razón y corazón.

Uno de estos detalles es el convivir con -¡la muerte!-.  Como lo manifestaba José Saramago en su novela -“Viva la Muerte”-. Es un hecho que como médico cirujano pediatra lo asumí al elegir la especialidad, lo asumo como profesional en ejercicio y lo seguiré asumiendo como ser humano. Como anécdota le comento que durante mi convivencia en Cataluña vi morir a los más pequeños, con profundo pesar. Sin embargo por mejores condiciones del sistema de salud, la experiencia con la muerte fue escasa y muy esporádica. Pues, no llegue a cuestionar el sistema catalán de salud.
Al contrario de lo que he podido palpar a mi regreso, en los tres meses que me encuentro en uno de los hospitales insignia del país, he visto morir a más niños que durante toda mi estancia en Barcelona-España. Esta experiencia con la muerte, ha removido mi consciencia, mi corazón y mi razón, invitándome a confrontar dos realidades.

-¿Sí, la muerte es la misma en Europa que en Ecuador?-. -¿Por qué mi cuestionamiento?-.
-¿Qué diferencias hay entre estos dos lugares?-. 

Y nuevamente convoco a la reflexión para pensar que, a pesar de todo el esfuerzo realizado y el que vendrá,  el sistema de salud tiene que revolucionarse y humanizarse. Todos sus procesos agilitarse y llegar a los más vulnerables, a los niños, al futuro de la patria. 

Todavía observó importantes problemas de carácter estructural del sistema (a nivel de atención primaria y de tercer nivel), de acreditación, de formación profesional, de conceptos básicos (mediocridad), de motivación, de actitud y de asumir que una muerte no es más que una estadística. Ya lo dice Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos “…los nadies, que no tienen nombre sino numero. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local…”.

Finalizo esta reflexión compartida con Usted, en calidad de ciudadano, para que no desmaye en su labor y disponga de toda la celeridad a fin de conseguir experiencias más saludables que la muerte. -¡La vida!-.
Saludos, cordiales.
En la ciudad de Quito, a 13 de junio del 2011.

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