Pistas para entender el derrumbe

CLAUDI PÉREZ y ALEJANDRO BOLAÑOS 06/06/2009
El País. España

El interés por la crisis ha explotado y todos quieren saber cómo se ha llegado al borde del precipicio. Los textos sobre economía han logrado atraer al gran público

La economía está herida. Tal vez enferma. Esclerosis, metástasis, anemia, bulimia trombosis, todo ese parte médico aparece en la infinidad de libros que tratan de explicar -a medio camino entre el realismo visceral y la literatura fantástica- el último achaque de la variedad del capitalismo que nos ha metido en este berenjenal. Un virus financiero, de país rico, anglosajón para más señas, se ha extendido a toda velocidad ayudado por esa apuesta inmoderada por la globalización de los últimos años. No hay nada anormal en eso: las sociedades nacen, crecen y se derrumban una vez enferman; como ciencia social, la economía está en un punto crítico de ese ciclo vital. La Gran Depresión de los años treinta fue algo así como "una crisis de juventud, de ímpetu, de entusiasmo", aseguraba en un acto reciente el escritor José Luis Sampedro, testigo en su adolescencia de aquellas uvas de la ira. "Ésta, en cambio, es una crisis de vejez, de la decrepitud, del miedo", sostenía el autor de Economía humanista, una colección de artículos que repasa su labor como economista en los años cuarenta con un prólogo demoledor -"vivimos la decadencia del sistema, pero la historia no se acaba"- que entronca con la situación actual....
En la inmensa mayoría de los libros sobre la crisis aparece un capítulo final sobre la fuerza de las ideas, con las inevitables citas de Keynes: "La dificultad no es tanto concebir nuevas ideas como librarse de las antiguas" o "tarde y temprano son las ideas, y no los interesados, lo que resulta peligroso, para bien o para mal". Krugman resume todas esas moralinas con optimismo: "Los únicos obstáculos importantes [para solucionar los problemas actuales] son las doctrinas obsoletas que pueblan la cabeza de los hombres". Obsoletas o no, junto a la retahíla de novedades han aparecido un puñado de excelentes reediciones: no faltan Keynes y Galbraith, pero tampoco Friedman y Hayek. Hay que conocer la historia para huir de ella: el líder chino Wen Jiabao llegó a la última edición del Foro Mundial de Davos con una reedición de La teoría de los sentimientos morales, de Adam Smith. "Para esta crisis no hay libro de instrucciones", repetía a todo el que quisiera oírle el secretario del Tesoro de la Administración de Bush, Henry Paulson, cuando más se acercó la crisis al abismo, tras la quiebra de Lehman Brothers. Tal vez no lo haya, pero en media Europa ha destacado un libro entre todas esas reediciones que ha llegado a convertirse en superventas. Su título: El Capital. De un tal Marx.

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