Ecuatorianos en Cataluña

“Ara és demà. No escalfa el foc d’ahir

ni el foc d’avui i haurem de fer foc nou”

(Miquel Martí i Pol)

La presencia en muchas décadas por primera vez de oportunidades para que la región avance en su integración a sociedades más justas, mejorando la situación de los sectores más postergados, para superar la brecha de desigualdad y pobreza,  la lucha contra políticas  neoliberales, la lucha por la paz, la promoción a nivel universal de la educación, la salud, el trabajo y la vivienda es la expresión de un orden internacional nuevo para el diseño de una globalización diferente, más justa y humana. (Mensaje de la agenda de América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, Montevideo, abril, 2006)[1] 

La familia es la impulsadora de la cadena migratoria, el eje sobre el que reposan actividades y la estrategia para conseguir llevar a buen puerto la emigración, y siendo la familia el núcleo de este proceso, y en la que se producirán conflictos se impone el abordar el rol de las mujeres y los hijos. En las décadas de 1970 y 1980 la emigración tenía lugar en las provincias del Azuay y Cañar hacia  la Capital (Quito). Y desde 1998 el flujo cambio a Europa y los Estados Unidos. [2]

Es, en este punto que centraré mi mensaje. Las instituciones del Estado como países de acogida de un colectivo que no deja de reflejar grietas sociales y las herramientas de los nuevos modelos de estatutos que definen a Cataluña como nacionalidad con poder de autogobierno en su artículo 138 de la propuesta de Estatut d’autonomia de Catalunya responde y nos plantea con acierto soluciones respecto al tema de Inmigración: “…primera acogida que incluirá las actuaciones socio-sanitarias y de orientación, regulación e integración económica y social, competencia ejecutiva en materia de autorización de trabajo para extranjeros dentro de Cataluña, tramitación y resolución de las autorizaciones iniciales de trabajo y de los recursos presentados…”

En definitiva que los ciudadanos vivan donde quieren, donde se sientan libres. Citando   a Marx, este advierte que la libertad hacia vine después de la liberación de algo. No ser capaz de hablar, pensar, decidir o cambiar la mentalidad, quizás este es el problema más profundo. ¿Se puede transformar la mente de la gente? -Sí-  en general es a través de la educación, y por eso la educación posee un gran trasfondo ético[3] como pilar fundamental.   

[1] http://www.socialistinternational.org

[2] Pedone C, De l’Equador a Catalunya: El paper de la familia i les xarxas migratorias. Fundació Jaime Bonfill, Barcelona, 2006

[3] Gayatri Spivak, Conferencia en MACBA, marzo 2006

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